Si el invierno influye de alguna manera en la televisión es sin duda en las películas navideñas y en la abundancia de anuncios de cara al consumo. Después del famoso anuncio de la Lotería de Navidad, el anuncio de Campofrío ha sido el que más ha dado de qué hablar.

Click para ver la Campaña de Navidad de Campofrío.

En resumidas cuentas, un visionado rápido deduciría que Campofrío intenta apelar a la unión entre diferencias a la hora de celebrar la Navidad; son fechas para estar todos unidos y celebrar el buen ambiente navideño sin entrar en conflictos.

En este país las personas de diferente ideología, credo o forma de vida están condenadas al desacuerdo, dice el anuncio.

Doy por hecho que quien esté leyendo este artículo ha visto el nuevo spot publicitario de Campofrío. Cuando se habla de respetar a gente de una ideología diferente o de un pensamiento distinto al nuestro se me viene a la mente el ejemplo de la pareja donde uno es bético y el otro sevillista. No hay ninguna diferencia en ser de un equipo u otro. Apoyar al Sevilla, al Betis, al Real Madrid o a la Unión Deportiva Las Palmas no implica discriminar otros aficionados, ni mucho menos faltar al respeto a aquellos aficionados ya fallecidos que en su día apoyaron a sus respectivos equipos.

Sin embargo, el anuncio se aventura en aguas caudalosas. Ha expuesto como simple diferencia de opiniones a alguien que defiende la República y a alguien que defiende el régimen de Franco. Es decir, ha puesto al mismo nivel a aquellos que defendieron la democracia y a aquellos que la corrompieron. Imaginen que en Alemania, con el fin de unir a las familias para la cena de nochebuena, se tomara como simple diferencia de opiniones la disputa entre un nazi y un judío alemán —y no me vengan con que no se puede comparar a Hitler con Franco. España es el segundo país del mundo, detrás de Camboya, con mayor número de desaparecidos en guerra—.

Por suerte, no he sido el único que ha reflexionado de la misma manera. “Campofrío” fue Trending Topic el pasado 20 de diciembre debido al controvertido anuncio. No obstante, la discordia entre aquellos a los que les ha parecido mal el anuncio es similar en número a aquellos que no tienen ningún problema con el contenido en cuestión.

Los mismos que defienden el discurso de cerrar las heridas de una vez y olvidar la Guerra Civil son los mismos que no ven problema alguno con el spot de Campofrío. ¿Cómo se van a cerrar las heridas de una guerra donde el bando perdedor no ha parado de ser pisoteado? ¿En serio hace falta aclarar en el año 2016 que no es igual de lícito haber defendido la República a haber defendido el bando nacional?

Estoy seguro de que los responsables de marketing y edición de Campofrío no pretendían ofender a nadie. Lo más seguro es que hayan hecho el anuncio con ilusión y con buena intención. Pero a este país le sobran las buenas intenciones y le falta memoria. La tolerancia no significa respetar de igual manera a alguien que quiere prohibir el matrimonio homosexual y a alguien que trabaja día tras día en un comedor social. Al igual que la tolerancia no significa respetar de igual manera a un miliciano que defendió la República en la Guerra Civil y a un militar que se sublevó en Marruecos. La tolerancia significa respetar de igual manera a ideologías opuestas o pensamientos distintos que están en consonancia al bien común y en contraposición al odio o la injusticia.

En una sola frase se podría decir que el nuevo anuncio de Navidad de Campofrío no es sino otro reflejo más de la sociedad; una sociedad que no ha comprendido que las heridas de la Guerra Civil siguen abiertas y no serán curadas hasta que aquellos que legitimen el bando nacional callen para siempre.

Julen Berrueta